Como ya se ha explicado, el objetivo del análisis clásico de series temporales consiste en separar sus movimientos sistemáticos de las fluctuaciones irregulares. Es indudable que el componente central de una serie es la tendencia que marca las pautas evolutivas de la variable, y cuya determinación puede ser efectuada mediante distintos procedimientos, tanto gráficos como analíticos.
En cualquier caso, debemos tener presente que el concepto largo plazo al que hemos aludido en la definición de tendencia es ambiguo, y puede suceder que nos encontremos con un ciclo de la actividad económica que oculte el verdadero valor de la tendencia.
Los métodos gráficos son utilizados con bastante generalidad como primera aproximación a la tendencia de una serie. Los más habituales consisten en trazar una línea que suavice el perfil inicial de la serie o la construcción de poligonales que unan puntos máximos y mínimos, acotando así una banda en la que se halla comprendida la tendencia.
Una simplificación de la tendencia nos llevaría a suponer que ésta se puede ajustar mediante una forma polinómica:
Y = a + bX + cX2 + dX3 + ...
y según el estudio que llevemos a cabo podremos considerar distintas expresiones (tendencias de media constante, lineal, de tipo parabólico).
El análisis gráfico es fundamental para apreciar los rasgos generales de su evolución, posibles cambios de tendencia, valores erráticos.
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